En esta ciudad los miembros de las familias están estrechamente conectados unos con otros, y pasar tiempo a solas no es algo común o deseado. La gente tiende a estar siempre rodeada de miembros de su familia. Aylin es una estudiante universitaria procedente de un pueblo ubicado a dos horas de distancia. Todos los viernes por la tarde se va a su casa para visitar a su familia, y regresa el domingo por la noche. A pesar de estos frecuentes encuentros cara a cara, Aylin se comunica continuamente con su padre, sus tres hermanas y sus dos hermanos durante toda la semana, utilizando el teléfono y WhatsApp. Las fotos crean inmediatez y proximidad, ya que comparte muchas imágenes de su vida cotidiana con sus hermanas, para que puedan ver cómo pasa el tiempo y lo que hace durante el día.
Cuando Aylin compra ropa nueva, cocina una nueva cena, o va a un nuevo lugar con un paisaje hermoso, toma una foto y la comparte con sus hermanos. Cuando está triste, toma una foto de sí misma con una cara triste y se la envía a su hermana favorita. Cuando su hermana estaba amueblando su nueva casa, tomó fotos de una nueva mesa y sofá y se las envió a Aylin. Gracias a este interminable intercambio de fotos e imágenes, Aylin y sus hermanas pueden recrear la proximidad visual y la intensidad de la comunicación cara a cara.
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